El monte Aigoual

Station météorologique du Mont-Aigoual © EICC

Station météorologique du Mont-Aigoual © EICC

Ubicado en las altas Cevenas, el Aigoual es un macizo de granito intrusivo que ha atravesado los esquistos hace 300 millones de años. Culmina a 1 567 m de altitud, y está unido al otro macizo del Bien Causses y Cevenas –el monte Lozère (1 699 m)– por un haz de filones de microgranito en aristas.

Su obtusa cima ofrece amplias explanadas estructuradas en anchas celdillas en las que pastan los rebaños de ovinos y bovinos llegados del valle hasta los veraneros, que en ocasiones emplean las drailles cuya red es muy visible desde la cima. La actividad agrícola y en particular la pecuaria siguen vivas hoy en día y contribuyen a conservar los paisajes culturales vivos tal y como han sido reconocidos por la UNESCO.

La cima del Aigoual es famosa por enfrentarse a unas condiciones climatológicas extremas, con temperaturas muy bajas en invierno, vientos casi continuos y fuertes y abundantes precipitaciones: ¡algunos años han llegado a alcanzar los 4 000 mm! Estas abundantes precipitaciones alimentan los numerosos ríos de las Cevenas.

La imagen del monte Aigoual se suele asociar a su observatorio, última estación meteorológica de montaña habitada en Francia, inaugurada en 1894, y a donde acuden cada año cerca de 150 000 personas para, entre otras cosas, descubrir unas increíbles vistas panorámicas. De hecho, en días despejados, se pueden ver desde las torres de la estación trece departamentos, el Mont-Blanc, la cadena de los Alpes, el mar Mediterráneo y la cadena de los Pirineos.

Vaches Aubrac sur le Mont-Aigoual © EICC

Vaches Aubrac sur le Mont-Aigoual © EICC

Hoy en día, el macizo del Aigoual es una montaña poblada por hermosos bosques de pinos, piceas y abetos, principalmente administrados por la ONF (Oficina nacional de los bosques), aunque no siempre ha sido así.

En efecto, bajo la presión de los pastos, en el siglo XIX las laderas del Aigoual estaban desprovistas de vegetación, lo que causaba graves inundaciones que acabaron con la actividad de los molinos y de las hilanderías, y que provocaron la inutilización del puerto de Bordeaux al arrastrar tierra y rocas.

Para luchar contra esta situación, se encargó a Georges Fabre, joven Garde des Eaux et Forêts (Guarda de las aguas y los bosques), que repoblara con árboles el Aigoual con la ayuda de la población local y en 1887 lanzó el proyecto de creación del Observatorio, estación experimental de meteorología forestal, y de su arboreto.

En la actualidad, los bosques representan un refugio para un gran número de especies animales como el muflón, el pito negro y varias especies de lechuza.

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