Las Cevenas

Mas et Terrasses en Cévennes © EICC

Mas et Terrasses en Cévennes © EICC

Las Cevenas, principalmente esquistosas, ofrecen un relieve de un gran contraste, compuesto por de bandas de terreno y crestas paralelas o divergentes, llamadas “serres”, que dominan grandes laderas abruptas y ramificadas.

Los valles de las Cevenas van desde los 250 hasta los 1 000 metros de altitud en una estrecha y cerrada red atravesada por cursos de agua a los que el esquisto ofrece poca resistencia. Por otra parte, el agua, gracias a su gran calidad, es el hábitat de la nutria y de un gran número de peces, que harán las delicias de los amantes de la pesca.

Las Cevenas están bajo la influencia climática del Mediterráneo y del sol, pero las diversas alturas de la zona crean una multitud de microclimas. El invierno puede ser duro, los veranos cálidos y secos, y las temporadas medias, sobre todo el otoño, son el teatro de los “episodios de las Cevenas”, fenómeno meteorológico que se traduce por repentinas y violentas lluvias que provocan inundaciones en los pueblos del fondo del valle.

La suavidad de los valles meridionales permite el cultivo de numerosas frutas y verduras en los bancales habilitados por el hombre. Muchas obras hidráulicas vinculadas a la gestión y a la regulación del agua son indisociables de estos cultivos.

Les Cévennes © EICC

Les Cévennes © EICC

El castaño, antiguamente “árbol de oro” de las Cevenas, se escalona de los 400 a los 800 metros de altitud. Los rebaños de cabras y de ovejas encuentran bajo su follaje los frutos que completan su alimentación cuando la hierba escasea al final del verano. El hombre siempre ha practicado el policultivo en estos valles y pueden verse numerosas aldeas en la ladera. La casa típica de las Cevenas, alta y estrecha, está encastrada en la roca y orientada hacia el valle. El esquisto oscuro de reflejos violetas y rojizos se ve realzado gracias a las tapias y los laberintos que forman parte de la estructura de las aldeas, lo que antiguamente facilitaba la huida de las personas que habían venido a esconderse en estas tierras de refugio.

Hoy en día, esta admirable interacción de la arquitectura con los paisajes naturales se ve reconocida gracias a la inscripción del lugar como paisaje cultural vivo en la UNESCO, y forma parte del Valor Universal Excepcional (VUE) del Bien.

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