El trabajo de la lana

Brebis Lacaune ©EICC

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Los habitantes de las Causses y las Cevenas han sabido mantener vivo y hacer evolucionar el saber hacer relacionado con el trabajo de la lana. Desde el apogeo de las industrias textiles en el siglo XIX, en particular las de Lodève, llamada la antigua capital del paño, hasta su declive a lo largo del siglo XX, el arte de producir hilos textiles sigue hoy en día muy presente en el territorio.

El trabajo de la lana requiere una gran exigencia en términos de solidez, elasticidad, regularidad y grosor (o “número”) del hilo. Para confeccionar un hilo continuo que posea estas cualidades, es necesario transformar la lana mediante varias operaciones con el fin de depurar, limpiar, desenredar y aislar, paralizar, regularizar, afinar y torcer. Estas son algunas de las primeras fases de la transformación de la lana:

La esquila: con la ayuda de una esquiladora eléctrica es posible esquilar a una oveja en menos de tres minutos. De media, un  esquilador de ovejas profesional esquila entre 100 y 150 ovejas al día, y algunos campeones australianos alcanzan las 300 ovejas. Esta operación se realiza normalmente una vez al año, en primavera. Si bien la esquila es muy útil para el hombre, ya que permite la recuperación de una materia prima natural de cualidades únicas, es sobre todo una condición de bienestar para el animal, esencial para su buena salud.

Brebis Lacaune ©EICC

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La selección/clasificación: en la granja, las diferentes partes del vellón se clasifican en lotes dependiendo de su calidad. La lana tiene numerosas impurezas que pueden llegar a representar dos tercios de su peso. Se trata principalmente de suarda,  grasa,  tierra,  arena, paja,  semillas diseminadas y cardos. Después, la lana se dobla y se enrolla en fardos (de 170 kg de media) antes de ser conducida hacia los centros de venta y las fábricas textiles.

El lavado: la lana, grasa por naturaleza, acumula polvo y residuos vegetales. La lana en bruto es entonces lana bruta, remojada, desengrasada, lavada, enjuagada y finalmente secada. La grasa, o suarda, se recupera y afina para emplearla en farmacia y en la fabricación de productos de cosmética bajo el nombre de lanolina. No se retira toda la materia grasa de la lana, sino que se deja una pequeña parte en la fibra para facilitar el trabajo.

Hoy en día, el trabajo de la lana está presente en las Causses y las Cevenas gracias diversos artesanos que ofrecen talleres y prácticas para transmitir los conocimientos de este arte, como por ejemplo Lena Maurec, instalada en Vebron, el taller de costura Causse Cousette, Martine de Wavrehin-Tissot, tejedora, o también el taller de la empresa Le Sac du Berger, con base en Aveyron.